lunes, 5 de mayo de 2008

9 DE MAYO "CLASE ABIERTA"


"VERSOS APARECIDOS"


DE CARLOS AIUB



INVITADOS ESPECIALES:


-JUAN AIUB RONCO, hijo de Carlos


-JULIAN AXAT, poeta e hijo de desaparecidos


CHARLA Y MUESTRA DEL PROYECTO


"VERSOS APARECIDOS; DANZAS HABITADAS2


EN EL AULA 220 A LAS 19HS



Sobre los prólogos


Estos Versos


Muchas veces los HIJOS fantaseamos con verlos aparecer.Nuestros viejos se nos instalan a veces en los sueños, en esos en los que te haces un bollito en la cama y sentís cómo te abrazan y que te dicen cosas al oído que no son palabras. Entonces sabés que están cerquita. Cuando despertás, seguís hecho un ovillito y abrazás a la almohada para que no se escapen.Otras veces los confundimos en la calle, metamorfoseamos otras caras en las de ellos para verlos ir a trabajar, o esperar un micro, o caminar bajo los tilos; porque los queremos volver a ver, para imaginarlos en una supuesta rutina cotidiana.También aparecen de otras maneras: se filtran en nuestra memoria como cuadros cubistas compuestos con las cuatro o cinco fotos que nuestras familias lograron rescatar; en los gestos que hacemos y sus amigos reconocen en nosotros; cuando abrazamos a nuestros hijos como ellos lo hubieran hecho.Esta vez es Carlos, el papá de Juan y de Ramón el que aparece en sus versos. En estos versos que nos cuentan mucho: el amor a su compañera y mamá de “los chicos” -como nos llaman nuestros abuelos-; el compromiso urgente con una realidad que pedía a gritos un camino de lucha hacia la liberación de nuestro pueblo; el respeto a los compañeros; la alegría inmensa de palpar la vida a través de sus hijos…Y así, una vez más, aparecen los desaparecidos. Siempre cuando los necesitamos y los sentimos vivos caminando a nuestro lado. Recitando estos versos, que también hablan de nosotros.
Verónica Sanchez Viamonte
La Plata Junio de 2007.-

VERSOS APARECIDOS de Carlos Aiub

Poema número dos
pienso en la muerte

desde hace varios días pienso en la muerte esa que puede venir

en cualquier momento y borrarlo todo

claro para vos se entiende

dejándote la duda de si empezás de nuevo las horas y los días

los que cuidas ya no mucho para no olvidarte

y los otros que tampoco olvidás

los que tantas veces quisiste

que no fueran con ganas de dejar de ser vos mismo aunque con miedo

los sueños una y otras vez reemplazados hasta este último tal vez definitivo

algunas flores que fueron flores y después fueron muriendo

los versos que aún intentás a golpes

el amor y el odio juntos

sin saber cuál es cuál a partir de algún momento

el camino interminable y tal vez nunca interminado

la vida hecha hombre

la podredumbre y las cosas lindas siempre todo junto

los recuerdos amontonados

junto a los por qué diablos no los hice

todo eso

la muerte que lo borrará todo y algo más que ahora no recordás

todo eso que fuiste bien o mal oh concepto liberal sin que te alcance nunca

cuando llegue la muerte y te tome desear estar en otra cosa

que te tome así y no temer

como forma de escaparte lejos por un rato

como tantas veces lo intentaste o lo pensaste

un poco de vino para borrar las penas o alguna droga

para olvidar la tierra

o simplemente querer seguir durmiendo cuando ves

que todo sigue igual ahí en tu pieza

la muerte pensada así y no temida

mas la muerte que así no existe y entonces sí temer

temer el dolor con que penetre el golpe que te dé

temer el dolor como cuando siempre

la forma del dolor y de la muerte empezás también a imaginarla y temés

temés también tu olvido

o algo así

el qué pensarán de vos

si te recordarán

si tu nombre bautizará algo o servirá para algo

temer el final que no te deje ver el final

la victoria viste

las cosas nuevas que buscás

el nuevo sueño chiquitín continuado

temer todo eso y entonces si temer la muerte que se puede venir

y no la deseás

y te aferrás a la vida con todo

porque querés vivir simplemente para ver cuando al final la vida viva

el nuevo dolor lo pensás más tarde.-



Pasaron ya treinta años desde el secuestro de Carlos, durante los cuales sus escritos pasaron de manos hasta llegar a las definitivas: las nuestras, las de sus hijos. Como padres inexpertos, sobreprotegimos el cuaderno recluyéndolo en el silencio y la seguridad del cofre destinado a los patrimonios más valiosos -a esos pocos legados tan inevitablemente propios como la sangre- donde esperó por años el fin de su cautiverio. Hoy hemos decidido por fin liberar los versos, aparecerlos, abrir la posibilidad a un pequeño triunfo, a ganar una mínima batalla: la de volver a Carlos entre nosotros y, a través de su poesía, retomar su voz inconclusa.
La mayoría de estos poemas no poseen título, solo unos pocos recibieron nombre. Algo similar ocurre con las fechas, no todas fueron registradas por Carlos. Esta publicación respeta el orden espacial que ocupaban los poemas dentro del cuaderno, y de acuerdo a ese orden han sido, tal vez irrespetuosamente, numerados. Contemplando aquellos poemas fechados, resulta extraña la inexistencia de una línea cronológica dentro del ordenamiento espacial; una posible explicación imagina al cuaderno conteniendo trascripciones de una selección realizada por Carlos, hipótesis probable dado el confiado uso de la tinta y las escasas correcciones. Hemos decidido además, acompañar las transcripciones con algunas copias de los poemas originales –de color amarillo tiempo- que nos permiten imaginar, como quien mira una vieja cinta “Super 8”, los movimientos cautos de su mano derecha hacedora de palabras cuyas mayúsculas no logran distanciarse.
Carlos nació en Coronel Dorrego y entre colegio, fútbol –con mas ganas que habilidad, según cuentan-, clases de plástica y algo de Beatles, trascurrieron allí su infancia y juventud junto a sus hermanos menores, Riqui y Marita. Algunas viejas fotos lo delatan por esos años sobre el altar de la Iglesia del pueblo, primero como disciplinado monaguillo y luego como miembro de Acción Católica, confirmando su condición de chupasirio, tal como muchos lo recuerdan cariñosamente.
Una vez terminados sus estudios secundarios, Carlos emigró a La Plata a estudiar Geología, carrera en la que se graduó tiempo después. Durante esos años, la facultad, la pensión y la realidad descubrieron para él que la iglesia no era herramienta suficiente para alcanzar los cambios legítimos con los que comenzaba a soñar. Se acerca al Peronismo de Base e inicia su militancia barrial; allí conoce a Beatriz Ronco -Bea en sus poemas- quién fue su compañera, esposa y con quién tuvo dos hijos varones. Juntos y en compañía de Riqui, eligen al Movimiento Revolucionario 17 de Octubre (MR-17) como nuevo espacio de lucha, sería el nuevo y definitivo. El golpe de estado de 1976 hirió trágicamente a la historia del pueblo argentino y lo hizo con la misma intensidad en la familia Aiub: el 9 de Junio de 1977 detuvieron en La Plata a Beatriz Ronco y Ricardo Aiub, al día siguiente a Carlos, de quienes jamás se conoció su paradero; un mes después en un operativo asesinaron a Marita, a su esposo Rafael y a Claudio, el hijo de ambos de solo dos meses de edad; también en julio de ese año, secuestraron en Coronel Dorrego a Maria, la madre de los hermanos Aiub, que tras ser brutalmente torturada, fue liberada días después. Con estas desapariciones y asesinatos aún cercanos en tiempo y espacio, fue hallado el viejo cuaderno anillado que todavía atesora los versos de nuestro padre; versos aparecidos.
La literatura fue una de las grandes pasiones de Carlos, él amaba la lectura y aún graduado y trabajando como docente en el Museo, continuaba sosteniendo su trabajo alternativo de venta ambulante de libros. La búsqueda por conocer qué libros habitaron su biblioteca no ha sido muy esclarecedora, a través de testimonios solo descubrimos que alguna vez recomendó como de lectura imprescindible a "A sangre fría" de Truman Capote y "Otra vuelta de tuerca" de Henry James. Es en este campo de sensibilidad y letras, donde nuestro padre libra batallas por escribir poesía o como el mismo definió por “escribir esos versos que aún intentás a golpes”.
Sus poemas sangran ante las evidencias de un mundo cruelmente desigual y persiguen el vértigo y la intensidad de una transformación urgente. Son flechas certeras que decodifican un universo de entrega y compromiso, donde la cercana posibilidad de la muerte no está siquiera seducida por la duda de una alternativa posterior, sino padecida como el vacío que no permitirá sintetizarse en ese triunfo inexorable. Su poesía encuentra espacios para reconocer en su amor por Bea al motor necesario para el cotidiano andar dentro de la realidad viscosa; nos cuenta sobre sus hijos, flores y proyectos, temiendo una violenta imposibilidad a verlos crecer, pero confiando en la libertad como único posible legado.
Hace algún tiempo, Juan Gelman, recordando a Paco Urondo, describía la indivisible unión entre militancia y poesía que el poeta desaparecido había alcanzado:
“No hubo abismos entre experiencia y poesía para él; corregía mucho sus poemas, pero supo que el único modo verdadero que un poeta tiene de corregir su obra es corregirse a sí mismo, buscar los caminos que van del misterio de la lengua al misterio de la gente. Luchó con y contra la imposibilidad de la escritura. También luchó con y contra un sistema social encarnizado en crear sufrimiento."
Difícilmente encontremos un modo más claro para entender la vida y la poesía de Carlos Aiub.
El rescate de estos versos hacia su publicación en papel y en su hermano formato web (www.versosaparecidos.com.ar) hubiese sido imposible sin la desinteresada entrega de Emiliana Carricondo, Julian Axat, Soledad Rodriguez Sabater, Verónica Sanchez Viamonte y José María Pallaoro. Imprescindible también resultó HIJOS y su incansable lucha, refugio desde donde aprendimos a reencontrarnos con nuestros viejos. A todos ellos, infinitas gracias.-

Ramón Aiub Ronco y Juan Aiub Ronco